viernes, 14 de febrero de 2020

Homofobia y bicicletas


Según la Real Academia Española:
Homofobia - Aversión hacia la homosexualidad o las personas homosexuales.

Si alguien piensa que la homosexualidad no es lo mismo que la heterosexualidad, ¿es homófobo?
Si alguien piensa que de una relación amorosa entre dos hombres nunca podrá salir de forma natural una nueva vida, ¿es homófobo?
Si alguien piensa que los órganos sexuales trabajan a nivel fisiológico para un encuentro de tipo heterosexual y no homosexual, ¿es homófobo?

En realidad, estos tres aspectos no son opiniones, sino hechos científicos 100% constatables e indiscutibles.
¿Señalar estos aspectos de la realidad te convierte en homófobo?
Mucha gente piensa que sí, pero lo cierto es que no.

Aunque tengan algunos puntos en común, homosexualidad y heterosexualidad son decididamente realidades diferentes, porque tienen características esenciales diferentes.
¿Ambas tendencias conducen a relaciones sentimentales entre seres humanos? Si.
¿Son ambas tendencias, o ambos tipos de relaciones sentimentales, iguales? No, ciertamente, por lo señalado anteriormente, entre otras cosas.

Yo pienso que los coches y las bicicletas no son lo mismo. ¿tengo aversión por ello a los coches? ¿o a las bicicletas? Nadie en su sano juicio afirmaría tal cosa. Pero cuando hablamos de homosexualidad versus heterosexualidad, se nos nubla un poco la mente, se activan las alarmas, y nos salta la palabra homofobia como un resorte automático.

Yo pienso que las bicicletas no deben ir por las autopistas, pero por ello no tengo aversión ni hacia las bicicletas como inventos mecánicos ni hacia los ciclistas en sí por conducirlas.
Yo pienso que los coches no deben ir por los jardines y caminos rurales, y no por ello siento aversión a los automóviles o a sus conductores.
¿Son bicicletas y coches medios de transporte que que nos llevan a lugares distantes? Si.
¿Es una bicicleta un coche? No, ciertamente.
Simplemente coches y bicicletas son cosas diferentes, aunque tengan puntos en común, y no pueden ser igualados en las leyes de circulación vial. Sería injusto para las bicicletas... y para los coches, además de provocar cierta confusión y algún que otro accidente. Seguro.

Tratar las cosas según su naturaleza esencial es lo más acertado y justo para cada realidad. Tratar cosas diferentes como si fuesen lo mismo genera confusión, y además es injusto para ambas partes. 

miércoles, 31 de octubre de 2018

Hoy me apetece un té


Hoy madrugué para ir al trabajo y me sentí raro. No era malestar ni confusión, sino más bien una especie de claridad mental.
Durante la primera media hora no conseguía identificar esa extraña sensación, pero luego lo tuve claro: me siento como un literato inglés de principios del siglo XX.

Llevo ya un rato y no hay duda: son las claras sensaciones de un maduro profesor que toma el té en su despacho de la Universidad de Oxford, mientras observa pausado la lluvia sobre el prado en el exterior. Esa sensación de no tener prisa, de que el tiempo está casi parado mientras se asimila una lectura con intensidad y se toman notas.

C.S.Lewis
Apenas he pensado cual podría ser el motivo, enseguida me he dado cuenta. Ayer ocurrió un hecho que identificó mi ocupada y despistada vida con la de un tranquilo escritor que levanta catedrales de robusto y delicado pensamiento.

Intentaré explicarlo sin parecer presuntuoso:
En mi mente hay dos tipos de pensamientos: los de las tareas diarias o asuntos que tengo entre manos, y los que tratan temas de importancia pero desconectados de la realidad cotidiana. En torno a estos últimos avanzo de forma cíclica, intermitente y lenta. Reduciendo el cerco lentamente, como el cazador paciente sobre una presa. Intento no apresurarme para no hallar conclusiones apresuradas.

Este pensamiento en espiral inexorable a veces se dilata por varios años, por lo que cristalizar una conclusión o enunciado en precisas palabras es algo que ocurre muy de cuando en cuando. Casi de forma excepcional. Aunque discurra con nitidez y tenga claros los pensamientos sobre un asunto concreto, sintetizar la esencia en unas pocas palabras es algo que no tiene por qué ocurrir. Así que cuando se da, es como crear una pieza artística, un objeto delicado y de gran valor. Intento conservarlo y recordarlo, aunque mi despistada mente haya diluido muchos de ellos con el tiempo.

El caso es que hace apenas un mes emergió con claridad a la superficie uno de esas frases, de pocas palabras pero que expresaba con precisión un pensamiento sobre una experiencia de largos años.
Cuando uno piensa sobre la realidad de Dios y el misterio de su relación con nosotros, se topa con el interrogante del sufrimiento y el sentido de la existencia. El sedimento de la experiencia ha ido conformando un pensamiento que finalmente tomó forma concreta hace unos días. Se trata de una frase sencilla y que a muchos puede decepcionar, pero a la que pongo un sello de autenticidad vital:
"Dios no quiere mi bienestar. Quiere mi salvación"
No es mejor que las frases que otros dicen a diario, pero para mí tiene implicaciones importantes.
Con esta frase aún caliente, vi anoche la película "Tierras de penumbra", que narra un fragmento en la vida del gran escritor C.S.Lewis. El filme gira en torno al sufrimiento, a Dios y un posible sentido de todo ello. Lo curioso es que este profesor de la universitario también había cristalizado su pensamiento sobre el tema en un conjunto de palabras precisas. En numerosas ocasiones lo expresaba así:
"No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices. Quiere que seamos capaces de amar y ser amados. Que maduremos"

Puede que su pensamiento sea más preciso que el mío, pero ambos expresan una realidad parecida que me sorprendió escuchar. En un instante me vi automáticamente transportado a un pub inglés de época, rodeado de mentes reflexivas que conversan sobre la condición humana, el bien y el mal, la libertad y la existencia de la verdad.
Así que hoy me siento como un literato inglés, y hasta camino de forma diferente. Esta mañana no tomé el tren con cotidianidad insípida, sino con cierta grandeza. Hoy no me apetece el café de la mañana en el trabajo, creo que pediré un té con el periódico del día. Además, aunque la genialidad de C.S.Lewis sea muy superior a la mía, mi frase es más corta, así que le gano en capacidad de síntesis. Y no todos los días se vence a una leyenda inmortal del pensamiento.

domingo, 30 de abril de 2017

El parásito más antiguo

Nuestra sociedad es una constante invitación a la sexualidad para los más jóvenes, mostrando un mundo de diversión y placer que resulta difícil de rechazar para unos jóvenes que están todavía formando su personalidad. Respiran un aire en que la satisfacción del estímulo es cada vez más inmediata, en que la palabra responsabilidad aún no ha tomado formas muy concretas y en que la diferencia entre el bien y el mal cada vez es más borrosa.
En dicho clima proliferan cada vez más las relaciones entre adolescentes que se deslizan en el terreno de la sexualidad de forma natural como una actividad más de diversión y placer, y es muy habitual que el chico presione pronto de alguna forma a la chica para mantener relaciones sexuales. El argumento que más percute en la mente femenina es: "Si no lo haces es que no me quieres".
Me ha llamado la atención descubrir que esta misma situación se ha vivido generación tras generación. Y sobre todo me ha impresionado que el argumento utilizado por los adolescentes ha permanecido intacto por muchas generaciones.
Durante muchos años pensé que el argumento "lo que pasa es que no me quieres" se había extendido más bien en las últimas décadas. No soy ingenuo, y sé que el hombre y la mujer conviven con el impulso sexual de manera diferente, y desde que existimos el chico siempre ha sucumbido con más facilidad y por tanto ha tenido más tendencia a presionar a la chica para mantener relaciones. Sin embargo pensaba que el catálogo de argumentos se había ido adaptando a los diferentes valores imperantes en la sociedad.
Pero lo cierto es que aunque en nuestra sociedad actual los jóvenes no reciben casi nada a lo que agarrarse para aprender el sentido de la espera, el argumento ha permanecido intacto.

Descubrí este hecho inter-generacional cuando vi la curiosa película "Tuyos, míos, nuestros" (1968).
Se trata de una comedia americana de los 60 en la que un hombre y una mujer, ambos viudos y padres de 10 y 8 hijos respectivamente se enamoran, se casan y forman de golpe una nueva familia hiper-numerosa. En su nueva situación van haciendo frente a la vida y la sociedad de su tiempo, no tan diferente de la nuestra.
El caso es que una de las hijas se ve con un chico que comienza poco a poco a plantearle la posibilidad de tener relaciones sexuales. Ella se mantiene firme en su negativa, pero la insistencia va debilitando su postura, y en los momentos de mayor duda decide plantearle la situación a su nuevo padrastro con estas palabras:
«Larry dice que ya no me va a hablar a menos que ‘madure’. Dice que estoy siendo ridícula y que no lo amo. Pero sí lo amo. ¿Soy ridícula? ¿Estoy chapada a la antigua?”
Por supuesto, el tal Larry, en una sola frase, hace un hábil paralelismo entre maduración y relación sexual. Si no tienes relaciones conmigo es que no eres madura, y como ya tienes edad para ser madura y no lo eres, la conclusión es que, o bien "estás siendo ridícula", o bien "no me amas", o ambas cosas.
Como observaréis, casi las mismas palabras de hoy.
Es verdad que hoy en día esa presión no es tan necesaria en algunas parejas adolescentes, ya que muchas chicas aceptan de buen grado tener relaciones al poco de conocerse, pero se sigue replicando en gran número la situación planteada, como no podía ser de otra forma al estar inscrito en nuestras respectivas biologías.
La respuesta del Frank, el padrastro, todavía me sorprendió más, y he tenido que subirla de inmediato a mi pódium de respuestas a cuestiones de sexualidad para jóvenes:
“Los mismos idiotas pasaban el mismo rumor (que si no te acostabas con alguien estás chapado a la antigua) cuando yo tenía tu edad. Si todas las chicas lo hacen, ¿cómo es que me casé dos veces con una que no lo hizo? Yo tengo un mensaje para Larry. Tienes que contarle de qué se trata todo esto realmente. Si quieres saber lo que es el amor, mira a tu alrededor. Mira a tu madre. Es dar a luz, donar vida es lo que cuenta. Hasta que no estés lista para eso, todas las veces anteriores van a ser un fraude. La vida está en el amor y el amor está en lavar los platos, en ir al dentista, al zapatero, y polenta en vez de carne para poder comer todos. Y te digo aún más. Irte a la cama no te prueba que el hombre está enamorado de ti. Es levantarte al lado de él todas las mañanas y enfrentar todas las cargas, las miserias del día a día. Eso es lo que cuenta»
Esta genial respuesta no solo rezuma verdad en cada sílaba pronunciada, sino que demuestra que la datación arqueológica de este argumento de presión adolescente se remonta aún más en la historia. No solo los adolescentes de 1968 enfrentaban esta situación, sino también sus padres lo hicieron, probablemente 25 años antes... Hablamos ya de 1943.
Habiendo volado totalmente mis defensas, pienso que lo más probable es que esto se remonte mucho más atrás en la historia. Parece como si este argumento fuese una pequeña sanguijuela inmortal que intentara una y otra vez absorber la verdadera esencia de la sexualidad en ese momento concreto. Año tras año, cerebro a cerebro.

Vivir la sexualidad como expresión perfecta del amor que une al hombre y la mujer en cada situación de la vida (lo que viene siendo la castidad), es una tarea que requerirá siempre aunar nuestra biología, sentimiento, inteligencia y voluntad. Cada vez que conseguimos un equilibrio perfecto entre todo ello, estamos componiendo una nueva nota de una sinfonía perfecta que estamos llamados a dirigir durante toda una vida.
Y por ello merece la pena luchar para que este parásito de edad ancestral no se instale en el cerebro juvenil oscureciendo así el camino iluminado de amor que debieran recorrer.

viernes, 28 de octubre de 2016

Halloween, ¿cuál es el problema?

Cuando se aproximan estas fechas me encuentro cada año con una mayor presencia Halloween entre nosotros. Mire donde mire habrá una calabaza en un escaparate, una telaraña en una ventana o un murciélago colgando del techo.
De igual forma me encuentro cada final de octubre con un rechazo mayor, a veces incluso visceral.
A la hora de dar razones en contra de Halloween, esa tradición festiva y oscura al tiempo, han surgido a lo largo de los años varias teorías y argumentos. Algunos apoyados en razonamientos rigurosos, otros llenos de tópicos e inexactitudes, y otros que son un directamente un delirio desproporcionado.
Lo cierto es que se trata de una noche en la que se han unido ingredientes de tan variada procedencia y naturaleza que vivir hoy Halloween es una experiencia tan extraña como comerse una pizza de gominolas y gusanos.
Explicar la realidad de Halloween se me antoja tan complicado como explicar la teoría de cuerdas.
Y aún consciente de esta dificultad, cada año por estas fechas he ido construyendo en espiral una visión que creo ha llegado el momento de compartir, sabiendo no obstante que decepcionaré a casi todos como es mi sana costumbre.
Supongo que a veces, analizar las cosas de forma aséptica no es lo mejor, pero me gusta tanto que a veces pienso que soy un cirujano frustrado... así que diseccionaré los aspectos claves de esta celebración/fiesta con el rigor máximo que mi tiempo me ha permitido, recorriendo posturas y tópicos que han surgido a su alrededor. Intentando arrojar algo de luz y así vislumbrar si existe algún problema real con esta tradición, y cual podría ser este.
Tres serán las áreas fundamentales: el origen de Halloween, cómo se vive hoy, y las objeciones/peligros que conlleva.

Origen en el "Samhain" celta
Como cuando miramos los ingredientes de un alimento envasado y leemos "puede contener trazas de huevo", lo mismo podemos aplicar a esta cuestión: no es cierto que el origen de lo que hoy conocemos por Halloween tenga origen exclusivamente pagano, pero sí que podría haber "trazas" de paganismo en ello.
Existe una opinión generalizada de que la fiesta celta Samhain es el origen de Haloween.
Es posible que algo tenga que ver, pero lo cierto es que sobre la religión de los druidas no se sabe mucho, pues no hay escritos sobre ella. Todo se transmitía de generación en generación.
Lo que sí se sabe es que las festividades del Samhain se celebraban muy posiblemente entre el 5 de noviembre y el 7 de noviembre (a la mitad del equinoccio de otoño y el solsticio de invierno) con una serie de festividades que duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los espíritus» e iniciando con ello el año nuevo celta. En esta fiesta de los espíritus celebraban lo que para los cristianos sería el «cielo y la tierra» (conceptos que llegaron solo con el cristianismo).
La coincidencia aproximada de las fechas y de la temática ha hecho pensar que pueda tener que ver con el origen, aunque esta conexión no es del todo segura, y se ha ido rellenando con detalles irreales y con mucha imaginación.

Origen de la fiesta de Todos los Santos
Es habitual también encontrarse con el argumento siguiente, que viene enlazado del anterior:
Como existía una fiesta pagana el 31 de octubre anterior al siglo IX, la Iglesia trasladó su festividad de todos los santos al 1 de Noviembre para cristianizar y arrojar esperanza cristiana ella.
Esta costumbre de cristianizar e iluminar ciertas fiestas paganas se ha dado en otros puntos de la historia, y no tendría nada de particular, salvo por el hecho de que no parece ser cierta en el caso de Halloween:
La fiesta de Todos los Santos se celebraba el 13 de mayo en la Iglesia Latina. En este caso sí se la hizo coincidir con una fiesta pagana (el final del festival de las Lemuria), que en el calendario juliano eran los días 9, 11 y 13 de mayo.
En una fecha indeterminada, Gregorio III (731-741) trasladó la fecha de mayo al primero de noviembre con ocasión de la dedicación de la capilla de San Pedro para las reliquias «de los Santos Apóstoles y todos los santos, mártires y confesores, y de todos los justos». Pero era una fiesta sólo local, de la diócesis de Roma. Cien años después, Ado de Viena (875) relata en sus crónicas la consulta de Gregorio IV (827-844) a Ludovico Pío acerca de la conveniencia de extender la fiesta del 1 de noviembre a todo el Imperio Franco. Ninguno de los dos Gregorios parecía pensar ni en el Samhain, ni en los druidas, ni en las calabazas. Se quería reconocer y dar el culto debido a «Todos los Santos», incluso los que no tenían fiesta propia.
La fiesta de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, no se estableció el 2 de noviembre hasta el año mil, aproximadamente, por san Odilón, en el monasterio de Clunny. Evidentemente, tampoco pensaba en los celtas.

Origen cristiano
Si excavamos un poco más, lo cierto es que sí encontramos rastros fiables cristianos (y en concreto católicos) en el origen de Halloween.
Para empezar, la palabra Halloween tiene en sí un origen cristiano: "Hallow-e’en" es el término en inglés antiguo para la víspera de Todos los Santos; "e’en" es la abreviatura de eve o víspera, Hallow proviene de Holly, es decir Santo. Por tanto, la evolución lingüistica del término sería algo como:
"All Hallows Eve" - "Hallow-e’en" - "Halloween".
El par de grandes fiestas "Santos-Difuntos" pareció complementarse con la víspera, como todas las fiestas cristianas.
A lo largo de los siglos, en cada región, se celebraba esta víspera de todos los santos, incluyéndose costumbres propias.
Es posible que la conexión de Halloween con el recuerdo de los muertos y su ambiente inquietante fuese una influencia en ciertas regiones de la antigua fiesta de "Samhain". O puede que simplemente fuese una forma popular de contrarestar/complementar la fiesta oficial que se vivía al día siguiente (algo similar al carnaval previo a Semana Santa).


¿Y las calabazas con la cara cortada y una vela dentro? La leyenda de “Jack O’Lantern” (Jack y el farol) es una fábula irlandesa que intenta enseñar a los niños el peligro de engañar a Dios y al diablo. Jack es un muchacho listo pero perezoso, que nunca hace lo que promete y que muere después de engañar al diablo tres veces. Cuando se presenta frente a San Pedro y luego frente al diablo, ninguno le deja entrar, y al final el diablo le condena a errar por el mundo con un farol con una brasa dentro como única forma de iluminación. Parece que en su paso por Estados Unidos se añadió la calabaza.
Así mismo, para la tradición de pedir golosinas he encontrado dos teorías:
- la primera, cristiana: los niños iban de casa en casa pidiendo perdón por las pequeñas fechorías del año, y como muestra de reconciliación, los vecinos les regalaban un dulce.
- la segunda, fruto del conflicto católico-protestante: durante la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500-1700) contra los católicos, estos no tenían derechos legales. Un incidente, producto de esta persecución fue un fallido atentado contra el rey protestante Jaime I. Esto generó una fiesta que muy pronto se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, en la que muchas bandas de protestantes, ocultos con máscaras, celebraban esta fecha visitando a los católicos de la localidad y exigiéndoles cerveza y pasteles para su celebración, diciéndoles: "Trick or Treat". Más tarde, esta tradición ("Día de Guy Fawkes") llegó a las colonias con los primeros colonos que llegaron a América y se trasladaría al 31 de octubre para unirla con la fiesta del Halloween.

Halloween es una fiesta satánica
Esta afirmación es cierta, aunque por asimilación. Muy posiblemente, producto de su identificación con la fiesta de los druidas, en la cual supuestamente se "invocaba" a los muertos y los mismos sacerdotes servían de médium, esta celebración del 31 de Octubre se ha ido identificando con diversos grupos "neo paganos" y peor aun, con celebraciones satánicas y ocultistas.
Pero la asociación no es de origen sino circunstancial, ya que las formaciones y sectas satánicas organizadas aparecen en el mismo siglo XX, y cualquier precedente de satanismo no organizado en la historia es muy posterior a los orígenes de Halloween (tanto los supuestos celtas, como los católicos).

No obstante, y aunque esa asociación sea circunstancial, el llamado hoy en día "festival de la muerte" es reconocido por todos los satánicos, ocultistas y adoradores del diablo como víspera del año nuevo para la brujería. Anton LaVey, autor de la "La Biblia Satánica" y sumo sacerdote de la Iglesia de Satanás, dice que hay tres días importantes para los satánicos: su cumpleaños, el 30 de Abril y el más importante: Halloween. 
La noche de Halloween se ha ligado por tanto de tal manera al ocultismo que es un hecho comprobado que la noche del 31 de Octubre en muchos países se realizan misas negras, cultos espiritistas, y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo.

Algunos de estos elementos se han mezclado también en la celebración actual y mundana de Halloween, añadiendo un halo de oscuridad y una estética emparentada con el ocultismo. Se ha creado así en ciertos ambientes un clima de celebración de la muerte, con expresiones ciertamente satánicas.
Aún así, siendo justos, decir que se rechaza Halloween porque es una fiesta satánica es como decir que rechazamos la Navidad porque es consumista. Aunque en la Navidad actual reine el consumismo y haya grupos satánicos que adopten Halloween como su noche, la Navidad es la celebración del nacimiento de Cristo y Halloween era la vispera de Todos los Santos.

Halloween hoy. ¿Cómo lo entiende la mayoría?
Por mucho que buceemos en la historia de esta tradición, basta con una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta de que hoy Halloween no conserva nada de su origen cristiano. El nombre así como alguna de sus tradiciones han quedado desconectadas y nadie sabe ya de su origen real.
Lo que hoy toda la sociedad occidental entiende por Halloween es una fiesta de disfraces que toma la calle con disfraces de temática terrorífica, donde los niños consiguen caramelos, todo se ilumina con calabazas y se da cierto permiso a la transgresión.

©Nearsoft (Flickr)
Para los niños, Halloween tiene tres ingredientes muy atractivos: disfraces, caramelos e historias de miedo. El hecho de que sea una tradición en la que habitan personajes e historias de terror no sería en principio más problemático que cualquier hoguera de campamento dedicada a cuentos de fantasmas.

Sin embargo, no deja de ser cierto que cuando Halloween deja de celebrarse en ambiente familiar e infantil, entra en terrenos más oscuros, creándose a veces conexiones con lo esotérico, el ocultismo, e incluso el espiritismo.

Por otra parte, no hay que olvidar otro de los ingredientes del Halloween de hoy: su envoltura en un ambiente consumista, alimentado por la potente industria cinematográfica y televisiva con la que hemos sido bombardeados durante los últimos 60 años, así como por los comercios y grandes almacenes que intentan explotarlo creando un ambiente festivo.

Pero entonces ¿existe algún peligro? ¿cuál es el problema?
Como hemos visto y observamos fácilmente, hoy en día tenemos una fiesta eminentemente consumista, llena de disfraces terroríficos, con caramelos y calabazas. Ya no hay ninguna conexión con sus raíces cristianas como víspera de Todos los Santos, y menos con ancestrales fiestas druidas.
Debido a su temática, ha ido adquiriendo ciertos tintes esotéricos y muchas sectas la han adoptado como su noche más importante.
¿Cuál es entonces el problema?
Podemos mencionar tres cosas negativas sin temor a equivocarnos:
- El nucleo del Halloween actual no ofrece nada positivo. Sin ser un argumento determinante, sí es una objeción de cierto peso. Por un lado se trata de una fiesta en la que reina el consumismo, como en tantas otras, y esto no es especialmente bueno para el ser humano. Es cierto que también tenemos otras expresiones festivas neutras en cuanto a sus enseñanzas y consumistas en cuanto a su explotación comercial. Sin embargo, en la noche de Halloween se da una característica especial que la sitúa un paso más allá, ya que existe una especie de permiso a la transgresión que genera comportamientos que serían negativos en cualquier otro momento del año. Es común en este contexto halloweeniano que niños reprendan e incluso arrojen huevos a las fachadas de las casas que no abren la puerta, y nadie objeta nada. Excepto el inquilino, claro. El anonimato que dan las mascaras y las ganas de dar miedo dan lugar en ocasiones a comportamientos groseros, provocativos y desninhibidos a pie de calle.
Ni siquiera en las celebraciones más puramente familiares e infantiles encontramos una enseñanza positiva en el Halloween actual.

- La celebración mundana nos puede deslizar a la esotérica., Aunque esto no se da en la mayoría de las expresiones festivas de Halloween, se trata de un peligro real cada vez más frecuente. Sobre todo en ambientes adolescentes, en los que no es raro que se acabe haciendo, por ejemplo, una sesión de espiritismo para dotar de más emoción a la cosa, sin ser conscientes del peligro que ello conlleva.

- Está fagocitando la importantísima fiesta de Todos los Santos. Este es el mayor de los problemas para los católicos. Aunque en la génesis de Halloween pueda estar la víspera de Todos los Santos (All hollows even), hoy día es una tradición que no conserva nada de ello, celebrando más lo oscuro, lo terrorífico, la muerte. Esta oscuridad eclipsa la verdadera luz de la fiesta del 1 de Noviembre.
Se hace necesario preservar la esencia del día de Todos los Santos, que nos pone en perspectiva de nuestro verdadero destino: el cielo. Y para ello hay que empezar a celebrarla ya en su víspera, poniendo más peso en la celebración del cielo que en la del miedo...

Aprovechando una circunstancia singular
No obstante, la disposición de Halloween produce una peculiar circunstancia en nuestro calendario, como una curiosa alineación de astros en la galaxia: quedan unidas en tres días consecutivos las tres realidades que esperan al hombre tras la muerte:
Halloween (infierno) - Todos los Santos (cielo) - Fieles difuntos (purgatorio)
Y se trata por tanto de una fantástica oportunidad refrescar estas realidades tantas veces olvidadas, y para hablar pausadamente con nuestros hijos sobre ello.
Podremos así llenar de signos cada una de estos días de forma que tomen fuerza en nuestra mente estas realidades existentes tras el telón del mundo físico. Sin olvidar que al ser diferentes deben ser vividas de una forma también específica:
  • Halloween - Infierno: es una realidad última que no se celebra, pero que es bueno tener muy presente.
  • Todos los Santos - Cielo: es una realidad que se celebra con alegría, sabiendo que es el lugar que Dios quiere para nosotros
  • Fieles difuntos - Purgatorio: es una realidad que se celebra con esperanza, rezando por aquellos que están aún en proceso de entrar en el cielo.
Además de esta oportunidad escatológica, y de los signos que a nivel familiar queramos vivir estos días, existen estupendas alternativas para dar vivir la noche del 31 de octubre de una forma diferente. La mejor de todas ellas es la cada vez más popular "Holywins" (lo santo vence), promovida en muchas parroquias ya, y en la que el disfraz, los dulces y el juego también están presentes, pero poniendo el peso en la alegría del cielo y la luz de los Santos.

viernes, 8 de julio de 2016

Que alguien les dé un premio, pero ya


Hay cosas en este mundo que claman al cielo por injustas. Y luego hay cosas que no tienen ni pies ni cabeza.
Lo que os quiero contar clama al cielo y además no tiene ni pies ni cabeza, con lo cual cumple los requisitos de lo extraordinariamente insólito. Me explico:
A lo largo de la historia ha habido personas que han construido mundos enteros en su imaginación. Han levantado universos en la mente de una riqueza y complejidad tal que podíamos perdernos en ellos como si viviéramos otra vida. Como si respirásemos aire real en una dimensión paralela, solo dentro de nuestra cabeza.
Ocurrió así con Lewis Carrol y aquel mundo de las maravillas visitado por Alicia. O con Michael Ende y su exuberante Fantasía de "La historia interminable", tan detalladamente descrito que casi lo podías oler y sentir.
Ocurrió también con C.S.Lewis en sus "Crónicas de Narnia" donde relacionaba este mundo y otro de una forma que al final no parecían estar tan desconectados.
De la misma forma J.R.R.Tolkien y su universo hipnótico de la Tierra Media ha habitado millones de mentes, creando incluso nuevos idiomas, mitologías, geografías y religiones. Todo un universo dentro de otro universo.
En el terreno cinematográfico existe la saga Star Wars, surgida de la mente de George Lucas, y que ha fascinado a tantas generaciones. Con sus criaturas multiformes y sus caballeros Jedi, una suerte de monjes interestelares que profesan una religión en torno a la Fuerza, en la que nos movemos, vivimos y existimos (...suena familiar).
Tantos y tantos ejemplos que han alimentado nuestra mente con paisajes de una riqueza, textura y olor casi reales.
Al final, todos estos autores han recibido el reconocimiento de la historia, con premios, galardones o con la admiración profunda de millones de personas.

Con esta prolífica herencia, me atrevo a asegurar que en la actualidad existe un alarde de imaginación de tal magnitud que ha logrado trascender los límites de la realidad, e incluso difuminarlos, pero sin el reconocimiento merecido. Y además, no son muchas las personas conscientes del mérito creativo que conlleva. Se trata del universo creado por la Ideología de Género.
Esta corriente ha creado una nueva cosmovisión del ser humano, un universo en el que brilla la afirmación del yo sobre todo límite, incluso sobre la realidad. Que huye de todo sufrimiento y busca toda expresión de placer. Donde te lleve esta huida/búsqueda, ahí está tu yo. Ha creado criaturas fantásticas que antes ni podíamos soñar. Y nadie se lo ha reconocido todavía.
Su esencia es evocadora: no somos lo que somos, sino lo que nuestros sentimientos nos dicten, y el límite es nuestra imaginación. Se trata de una dimensión nueva en la que tú y yo podemos participar, en la que tú y yo podemos crear.
Y la descripción se queda corta, porque lo realmente mágico es que podemos convertirnos en cualquier criatura de una nueva mitología. Si en la cultura griega tenían al unicornio, ahora tenemos al pansexual. Frente al centauro, las sirenas o los grifos ahora los bigenero, asexuales, poliamorosos,... Puedes leer aquí un diccionario sobre las nuevas categorías sexuales.

Por supuesto que siempre ha existido la homosexualidad entendida como atracción por el mismo sexo. Otro tema, en el que no entro aquí, es si se trata de algo normal, como ser rubio o moreno, delgado o gordo, o se trata de un desajuste respecto a la biología. Si uno nace o se hace homosexual.
Por supuesto que siempre ha existido la llamada disforia de género: personas que se han sentido prisioneros en un cuerpo que no es el suyo, cuya identidad sexual no correspondía con su identidad biológica. Otra cosa, en el que tampoco entro aquí, es ver cuales son las posibles causas de este desajuste (esta vez es unánime el desajuste) y cómo ponerle solución: tratar la parte biológica-objetiva mediante cirujía, o la parte psicológica-subjetiva. Aunque hoy pareciese clara la opción, no lo está tanto(1).
Estas dos realidades (homosexualidad, disforia de género) siempre han existido, y el Universo de Género se ancla a ellas, como un arpón a una ballena, para acceder a este mundo. Y una vez aquí, utilizando como catalizador la construcción mental de la propia identidad por encima de cualquier límite social-biológico, explosiona en sus múltiples expresiones. Y se mezcla entre nosotros.
De esta forma, dicha catedral de la imaginación poblada por entidades fabulosas, dicho edificio de paredes semitransparentes, levantado en apenas 50 años, ha traspasado el mundo de la fantasía, y ha aterrizado en la misma realidad.
Los grandes universos de fantasía permanecen en la mente, pero nunca habían traspasado la barrera inmaterial del mundo real. Sin embargo, el Universo del Género ha creado realidades en este lado, donde antes no las había. Y ha hundido sus raíces tan profundo que su ADN etéreo se ha mezclado en el tejido de la realidad, y muchos ya no dudan de su verdadera naturaleza real. Tan profundo que incluso dentro de las tradiciones científicas, que estudian las leyes de lo real, han surgido adeptos que apoyan y creen su epopeya mitológica como si obedeciese a leyes físicas y biológicas, creando "ciencia" sobre palillos en el aire. Y así vemos estudios psicológicos sobre realidades que no existen, universidades que investigan sobre lo fantástico, médicos que eliminan patologías bajo la dictadura de la discriminación y el sufrimiento de los inocentes.

Ciertamente, alguien debería darles un premio, pero ya. Su logro, sin parangón en la historia, merece un reconocimiento en el campo de la literatura fantástica, la creación artística o la arquitectura del pensamiento, donde la invención de la propia identidad pasa por encima de todo y sobrepasa todos los límites.

No obstante, reconozco que hay algún obstáculo para ello. A diferencia de los casos mencionados al inicio, no podemos poner un nombre al autor. Quizás podemos citar alguno, pero su contribución no iría más allá que la de ser una semilla o un simple combustible para la llama: Frederik Engels(2), Alfred Kinsey(3), John Money(4), diversos colectivos de gays-lesbianas-transexuales-bisexuales, ciertos organismos de la ONU, gobiernos visionarios, artistas varios,...
De la misma forma, tampoco podemos encuadrar este cosmos en una disciplina artística concreta, porque trasciende a todas ellas: existen multitud de creaciones literarias, ensayos "científicos", obras cinematográficas o de teatro, pinturas, esculturas, guiñoles y performances varias. Es apabullante, toda una explosión multicolor.

Ahora bien, si tuviéramos que elegir un género para este premio, curiosamente eso sí que estaría claro, aunque quede redundante: el género del Universo del Género es el género fantástico.

Por eso, cuando las entidades de este firmamento imaginario traspasan la frontera de la realidad y se mezclan con nosotros, hay ciertas consecuencias y peajes que han de pagarse. Tan profundamente se ha insertado en nuestros globos oculares que la visión de la realidad se ha llenado de confusión, dificultando la distinción de lo real y lo inventado. Y la confusión, aunque vestida de una euforia de la auto-afirmación, genera no poco sufrimiento.
Separar lo real y lo mitológico de una persona se está haciendo cada vez más difícil. Y esta miopía de la realidad se da de una forma especialmente dramática en los niños, ya que creyendo descubrirles una realidad que estaba velada, se les ofrecen unas "realidades" que constituyen un velo.
Se les hace creer que viven en un mundo donde pueden convertirse en seres de otro mundo, con poderes que sobrepasan la misma naturaleza, con cuerpos tuneados como auténticos ciborgs biológicos. Se les asegura que pueden decidir ser lo que quieran y sientan, cuando todavía están en proceso de entender por qué no pueden comer tantas chuches, por qué tienen que estudiar o esforzarse, cómo deben mostrarse a los demás, o la diferencia entre el bien y el mal. Es como hacer creer a un niño que puede volar y ponerle frente a una ventana abierta.

No todo podían ser cosas buenas en este Universo lleno de fulgurantes constelaciones, brillantes galaxias y habitantes de fantasía.
Muchas personas, conscientes hoy de estas consecuencias en nuestra comprensión del ser humano, rechazan el Universo del Género y sus teorías.
Yo solo puedo decir una cosa: que alguien les dé un premio, pero ya. Sin duda lo merecen... Pero por Dios, que nadie diga que hablan de la realidad.

Referencias:
[1]: La Universidad Johns Hopkins, pionera en las operaciones de cambio de sexo (hoy llamadas reasignación de género), se replantea la solución y deja de practicar dichas operaciones tras realizar profunda investigación. Puedes leer el interesantísimo artículo que Paul R. McHugh, Catedrático de Servicios Distinguidos en Psiquiatría en dicha la Universidad, escribe en FirstThings.com aquí (en su versión original) o aquí (en su traducción al español).

[2]: Frederik Engels, en su obra "El Origen de la Familia, Propiedad y Estado" (1884), señala que el primer antagonismo de clases de la historia se da entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo.

[3]: El Dr. Alfred Kinsey, biólogo y sexólogo, fue uno de los pioneros de la investigación sexual humana en Estados Unidos. A través de sus tratados sobre el comportamiento sexual del hombre y la mujer se ha ganado un buen nombre en la historia, y su legado tiende erróneamente a reducirse a sus contribuciones para relajar la visión social sobre la homosexualidad y los comportamientos sexuales. Pero pocos leen la obra completa de Kinsey y reparan en ciertos conceptos muy peligrosos como la justificación de la pedofilia y el incesto, ni en los aberrantes métodos para la obtención de sus datos.

[4]: Leer La realidad estremecedora del caso de John Money