En todo este tiempo me he dado cuenta de que he sido demasiado ambicioso, porque al fin y al cabo mi sabiduría es bastante limitada, y mi tiempo todavía más. Así que aunque hay multitud de prismas a través de los que mirar esta realidad, he intentado sintetizar lo fundamental que he aprendido, intentando hacerlo comprensible. Veo así exactamente cuatro cosas respecto al sufrimiento humano:
1 - por mucho que nos empeñemos y luchemos, no escaparemos a la experiencia del sufrimiento en nuestra vida. Tiene demasiadas formas y colores para escapar, así que estamos abocados a afrontarlo en numerosas ocasiones durante nuestra vida.
2 - La intensidad del sufrimiento que nos encontraremos será en ocasiones tan grande que superará nuestra capacidad de explicación. En algunos casos tiñe la existencia de un gris tan plomizo que el aire se hará espeso y la realidad nos aplastará, haciéndose difícil respirar.
3 - ¿Quién tiene la culpa de este sufrimiento? ¿Quién lo provoca?
El que cree en la existencia de un Dios, puede dejar de hacerlo al pensar que Dios no puede provocar esa realidad tan dura. El que no cree, apuntalará su visión con este mismo argumento.
Y todos podemos preguntarnos: ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto?
La pregunta para mi es: ¿tiene algún sentido el sufrimiento? ¿o es un sinsentido?
Si esta experiencia de sufrimiento profundo no tiene ningún sentido, la existencia es un absurdo, un fruto del azar. Pero si la vida tiene un sentido, el sufrimiento tiene que existir para algo, tiene que ser parte de un proyecto mayor.
Al pensar en el sufrimiento, en una primera explicación podemos razonar así:
el sufrimiento, como el mal, es la consecuencia de la libertad del hombre. Como cada persona puede hacer lo que quiera, si alguien hace mal uso de su libertad causa un mal y un sufrimiento al otro.
¿Pero entonces? ¿qué hay de los terremotos? ¿de los niños que nacen con enfermedades que nadie ha causado?
Si estas son las premisas de mi razonamiento, la conclusión lógica es que Dios no existe. O que si existe es malvado.
Sin embargo hay algo en mi experiencia del sufrimiento que añade otra premisa a esta ecuación. Cuando me he encontrado un sufrimiento profundo, he experimentado una intensidad inabarcable por mi mente. El mundo entero se hacía inútil para repararlo, y toda mi realidad se desvanecía. No era posible obtener la paz de ningún sitio porque todo se había evaporado. Sin embargo, la oración inexplicablemente me condujo a una paz interior. Acercarme a Dios y abandonarme en sus manos con total confianza.
No tengo la respuesta a la pregunta planteada, pero según mi experiencia, Dios es más bien una ayuda en el sufrimiento que una causa...
4 - Contestar a la pregunta de "por qué" no es posible cuando tenemos el sufrimiento aplastándonos. Sin embargo, si concebimos la vida como un todo con sentido, poco a poco la luz sobre nuestra vida alumbrará esos espacios que quedaron escondidos en nuestro interior, distinguiendo así una una función. Un sentido.
Por tanto, es inútil tratar de responder a alquien sobre el sentido de su sufrimiento. Bastante difícil es encontrar el nuestro y bastantes años nos lleva en ocasiones, como para dar respuesta de un plumazo a una situación ajena. No comprendemos la intensidad, ni los mil matices, ni el conjunto de las experiencias del otro. Con lo que si nos aventuramos en esta labor interpretativa de vidas, nos equivocaremos casi con toda seguridad.
Lo único útil que podemos hacer es escuchar. Acompañar. Orar. Ofrecer la posibilidad de Dios, con la que obtenemos paz en el sufrimiento y una luz que poco a poco irá tiñendo todo de sentido. Conduciéndonos a una existencia plena, aunque esté cargada de sufrimientos multiformes.
Al que haya llegado hasta aquí siguiendo mis palabras, le ruego encarecidamente que escuche la siguiente "semilla", que nos habla de forma brillante sobre todo esto:
Cuando escribimos ¿X qué? en vez de ¿Por qué?