miércoles, 28 de diciembre de 2011

La precisión del cirujano. Cielo, infierno y...


¿Quién se cree hoy en día que hay un cielo? ¿y menos un infierno? No digamos ya si mencionamos el purgatorio, concepto que parece sacado de un oscuro pasado de represión y miedo. Por todo esto se le preguntó al entonces cardenal Ratzinger de una forma muy directa en el libro "Dios y el Mundo". Precisión, claridad y sencillez se unen en la respuesta.

Pregunta: Uno de los componentes más importantes de la fe, que sin embargo se nos ha vuelto cada vez más ajeno y sospechoso, es la idea del cielo y del infierno, e incluso del purgatorio.
Ratzinger: Eso significa que no todo acaba con la muerte. Es la certeza fundamental de la que parte la fe cristiana. Por lo demás, en distintas modalidades es común a toda la humanidad. La persona sabe, en cierto modo, que hay algo más, otra cosa. Eso significa que tenemos una responsabilidad para con Dios, que existe un juicio, y que la vida humana puede fructificar o fracasar.
En lo tocante al fructificar, en lo que todos confiamos pese a nuestros fracasos, el purgatorio representa un importante papel. Habrá pocas personas cuya vida sea enteramente limpia y plena. Y ojalá que también existan pocas cuya vida se haya convertido en una negación insalvable y total. Casi siempre y a pesar de los numerosos fracasos, la nostalgia del bien sigue siendo determinante. Dios puede recoger los fragmentos y hacer algo con ellos. Aunque necesitamos una cierta limpieza final, un purgatorio, en el que la mirada de Cristo, por así decirlo, nos limpie de verdad, y sólo esta mirada purificadora nos hace aptos para Dios y capaces de estar entonces con Él en su morada.
Pregunta: Suena provocadoramente pasado de moda.
Ratzinger: Creo que es muy humano. Yo diría incluso que si no existiera el purgatorio habría que inventarlo, porque ¿quién se atrevería a pensar que podría comparecer directamente ante Dios? Y sin embargo tampoco queremos ser "piezas malogradas de alfarero" que hay que tirar, por decirlo con una imagen de la Escritura, sino que deseamos ser salvables. El purgatorio significa, en el fondo, que Dios une los fragmentos, purificándonos de ese modo para que finalmente logremos estar con Él y culminar nuestra existencia. 

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Os deseamos (el pelícano, mi familia y yo) una feliz Navidad.
Para ello, nuestro amigo alado nos ha traido esta felicitación especial.
Un texto escogido de la carta a los Gálatas que he recibido recientemente de un familiar y un video muy especial, que nos llega desde Auckland (Nueva Zelanda) y en el que los niños de la iglesia anglicana de San Pablo nos cuentan la Navidad.

”Al llegar a la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, y para que recibiéramos
la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡ Abbá Padre ¡ “ (Ga 4,4-6)

lunes, 5 de diciembre de 2011

Vuelta de tuerca sobre el aborto

Hace unos días ocurrió algo que no fue publicado en los medios. Sin embargo merece un lugar de privilegio entre las decenas de atroces y brutales noticias que nutren nuestros telediarios y noticieros.
Nos lo cuenta Bruno Moreno, con su habitual mirada lúcida, en su blog "Espada de doble filo". Le cito textualmente:
Durante décadas, la propaganda abortista buscó demostrar que el aborto no mataba a un niño, sino únicamente a un “grupo de células” que después, en algún momento que no quedaba claro, se convertiría en un niño. 
Hace unos días, se publicaron las Directrices sobre el cuidado de las mujeres que desean un aborto provocado, del Real Colegio de Tocólogos y Ginecólogos del Reino Unido. Es sabido que, dentro de Europa Occidental, Inglaterra fue la pionera en la legalización del aborto. Por ello, el aborto se ha convertido allí en algo adquirido y a lo que todo el mundo está acostumbrado, así que ya no hay que convencer a nadie de nada. En estas directrices de la asociación oficial de los tocólogos y ginecólogos británicos, se muestra claramente que los médicos saben que están matando a niños que en nada se diferencian de un bebé nacido… y no les importa en absoluto. No es que lo diga yo, lo dicen los médicos. Veamos los textos del propio documento:

“RECOMENDACIÓN 6.21
Debería realizarse un feticidio antes del aborto médico que se produzca después de 21 semanas y 6 días de gestación, para asegurar que no haya ningún riesgo de que el feto nazca con vida”.
Difícilmente podría decirse más claro. Si el feto es suficientemente mayor, hay que matarlo antes del aborto porque, de otro modo, podría perfectamente nacer vivo. Y ése es un riesgo que no se puede correr. ¿No se ponía antes tanto cuidado en decir “interrupción del embarazo” en lugar de aborto? Sin embargo, los ginecólogos británicos dejan claro que interrumpir el embarazo no es lo que se busca, porque en algunos casos podría interrumpirse el embarazo pero con un niño nacido vivo, así que lo que hay que hacer es matar primero al niño. Eso es lo que se quiere y no otra cosa.
El documento sigue diciendo:
“Provocar la muerte del feto antes del aborto médico puede tener consecuencias beneficiosas de tipo emocional, ético y legal”.
Esta frase es de una desfachatez asombrosa. ¿Consecuencias emocionales beneficiosas?Claro, es comprensible. Si en lugar de matarlo y luego sacarlo de la madre lo hicieran al revés, a esa mujer podría resultarle emocionalmente perjudicial ver cómo liquidaban a su hijo ante sus ojos Recoge también el documento, supongo que sin ver la ironía del asunto, que “en un estudio, el 91% de las mujeres indicó que prefería que el feto estuviera muerto” al realizar la interrupción del embarazo.
¿Consecuencias legales beneficiosas? Pues sí, porque por la absurda contradicción de las leyes abortistas, si se realiza el aborto y el niño nace vivo, matarlo es un delito, mientras que matarlo primero y luego realizar el aborto está permitido. Esquizofrenia jurídica de la peor especie. Quizá lo más cínico sea lo de las consecuencias beneficiosas de tipo ético, porque ¿quién puede ver una diferencia ética entre matar al niño dos minutos antes de sacarlo del seno de su madre o dos minutos después? Sólo alguien a quien la ética le trae sin cuidado.
El ser humano se acostumbra a todo y hasta los actos más horribles engendran la indiferencia con el tiempo. Basta ver cómo se habla del asunto con una naturalidad espeluznante:
A las 8 semanas de vida
“Cuando haya una decisión de abortar un embarazo después de 21 semanas y 6 días, debería ofrecerse de forma rutinaria el feticidio […] si no se realiza un feticidio, el feto podría nacer vivo y sobrevivir, lo cual contradiría la finalidad del aborto”.
Es llamativo que alguien pueda usar la palabra “feticidio” y “rutinariamente” en la misma frase. ¿No se nos decía que el aborto era una tragedia tristemente necesaria para salvaguardar la salud o la libertad de la mujer? Aquí, en cambio, se dicen las cosas como son: se ofrece rutinariamente matar al feto antes de interrumpir el embarazo. La tragedia se ha convertido en una rutina.
En cualquier caso, ésta es la frase más clara, con la cual la careta cae definitivamente: “si no se realiza un feticidio, el feto podría nacer vivo y sobrevivir, lo cual contradiría la finalidad del aborto”.Reconocen que el niño podría nacer vivo en ese momento, así que hay que matarlo, porque “ésa es la finalidad del aborto”. La verdadera finalidad del aborto no es interrumpir el embarazo, ni salvaguardar la salud o la libertad de la madre ni ninguna otra cosa más que conseguir que muera el niño.
¿Cómo realizar el feticidio? Muy fácil:
“El Real Colegio de Tocólogos y Ginecólogos del Reino Unido recomienda una inyección de cloruro potásico […] en un ventrículo cardiaco. Podría necesitarse una segunda inyección si no se ha producido una asistolia en 30-60 segundos”.
Es decir, al feto le inyectan una sustancia tóxica en el corazón y, si no se le para el corazón, le ponen una segunda inyección para asegurarse. Según dicen en el mismo documento, también es posible ponerle al feto una inyección dentro del tórax de digoxina u otra inyección en el corazón de lidocaína. Eso sí, estas dos técnicas tienen el peligro de que “no siempre provocan el fallecimiento del feto”.
En cualquier caso, nos aseguran que “el feto no puede experimentar dolor en ningún sentido” en este momento. En primer lugar, es una afirmación con muy dudosa validez científica. Basta ver en qué la basan: “quedó claro que las conexiones de la periferia a la corteza cerebral no están intactas antes de las 24 semanas de gestación y, según creen la mayoría de los neurólogos, la corteza cerebral es necesaria para la percepción del dolor, así que puede concluirse que el feto no puede experimentar dolor en ningún sentido antes de este momento de la gestación”. Basta unconocimiento básico de lógica para entender que “no están intactas” no es equivalente a “no existen”, que la creencia de la mayoría de los neurólogos no es un dato científico y que, desde luego, de las dos premisas anteriores no se puede sacar ninguna conclusión categórica con derecho a llevar el nombre de científica. En segundo lugar, otro mero ejercicio de lógica básica muestra que el asunto del dolor es moralmente irrelevante en este caso, porque matar a alguien no es sustancialmente malo o bueno dependiendo del dolor que se inflija, lo grave es matarle. ¿O alguien piensa que el asesinato de un adulto ya no es delito si se hace mientras duerme para que no sufra?
Creo que este documento muestra algo muy claro. Hemos llegado a un punto en que los promotores del aborto, al menos en algunos países, creen que pueden quitarse la careta sin peligro. No se avergüenzan de mostrar que todo lo que se nos dijo para ir introduciendo poco a poco el aborto en nuestros países era falso. Ya no les importa. Son como el timador que te roba el dinero y luego, además, se ríe en tu cara por lo tonto que has sido. El mundo occidental ha sido objeto de un tremendo timo, con consecuencias terribles. ¿Sabremos reaccionar aunque sea después de tanto tiempo? ¿Nos queda aún algo de hombría para reconocer que nos hemos dejado engañar y para volvernos contra los que nos mintieron o preferiremos fingir que no ha pasado nada?