viernes, 11 de febrero de 2011

El Papa, los preservativos y la presunción de tontería

El concepto de presunción de inocencia es el concepto que nos lleva presuponer que alguien es inocente hasta que se demuestre lo contrario, aunque los hechos nos sugieran lo contrario.
Para juzgar algunos asuntos empleamos esfuerzo y rigor. Sin embargo hay otros temas en los que renunciamos a ambos. De esta forma, hay realidades para las que utilizamos un cristal empañado. A veces lo hacemos porque tras el cristal nos encontraremos con algo que va contra nuestras opiniones, a veces por inercia social, a veces por prejuicios asumidos ciegamente.
Con la Iglesia existe el concepto de "presunción de tontería", que consiste en que se presupone que todo lo que la Iglesia dice en materia sexual es una tontería, sugieran lo que sugieran los hechos y no interesandonos mucho por demostrarlo.
Todos, en mayor o menor medida hemos podido asumir la "presunción de tontería" contra la Iglesia, así que tampoco hay que rasgarse las vestiduras. Sin embargo, es de justicia decir que cuando existe un esfuerzo sincero y abierto por conocer la verdad, nos encontraremos siempre con sorpresas. Puede que lo compartamos y puede que no, pero la profundidad y conocimiento en que se basan estas "tontas" afirmaciones superan con mucho lo esperado. No pretendo por tanto que todo el mundo esté de acuerdo con lo que dice el magisterio de la Iglesia, pero si ruego que se escuche y se entienda lo que quiere decir y por qué lo dice. Solo entonces podremos decidir si estamos o no de acuerdo. A veces lo hacemos al revés: decidimos que no estamos de acuerdo, y por tanto no escuchamos más.
Benedicto XVI se está forjando una historia con los preservativos cargada de "presunción de tontería", pero si analizamos los distintos acontecimientos llegamos a una contradicción.
1. El año pasado, durante su visita a África, el Papa hizo unas declaraciones que escandalizaron a medio mundo. Vino a decir que "los preservativos no eran la solución para el SIDA". La prensa y medio mundo interpretaron que era una afirmación temeraria e irresponsable, ya que los preservativos constituyen la principal fuerza de choque contra el sida en muchos países. Parecía el Papa querer dinamitar todas las campañas contra esta pandemia.
2. Hace un par de meses se anunció la publicación de un libro en el que se entrevista al Papa (Luz del Mundo). En este libro el Papa afirmaba, hablando de la prostitución masculina, que el preservativo podía constituir un primer paso hacia la moralidad. La prensa y medio mundo interpretaron que la Iglesia se abría al uso del preservativo como algo bueno al menos en algunos casos.

En el primer caso se deduce un Papa obtuso y totalmente cerrado a las evidentes bondades de los condones, incluso como arma contra el SIDA. En el segundo caso, ocurrido tan solo unos meses después, se muestra a un Papa que realiza una apertura histórica en la historia de la Iglesia, permitiendo como algo bueno los preservativos en algunos casos. La conclusión ¿este hombre dice primero una cosa y luego la contraria?
Una explicación es que diga lo primero que se le ocurre y por eso se contradice.
Otra es que se le haya ido la cabeza y no rija en sus opiniones.
Una lectura atenta de cualquier discurso al azar de los pronunciados por el Papa actual, nos hará descartar la falta de raciocinio y la improvisación, ya que enlaza conceptos con bastante soltura y lo hace de una forma pausada, sistemática y precisa.
Cabría entonces preguntarse si es que le hemos interpretado mal... y se abren tres posibilidades:
- se han interpretado mal las primeras declaraciones.
- se han interpretado mal las segundas declaraciones.
- se han interpretado mal ambas.

Yo defiendo esta última opción. Y lo hago en base a que quien escribe noticias en los medios (en su mayoría, que no en su totalidad), no conocen el magisterio de la Iglesia ni sus fundamentos. En contra de cualquier principio de rigor periodístico, se utiliza sencillamente la "presunción de tontería". Ni se preguntan el por qué ni quieren saberlo.

En el primer caso mencionado, el análisis de los resultados en todos los países cuya estrategia contra el sida se basa en la distribución de preservativos nos muestra que no se logra frenar la incidencia de la enfermedad en el mundo. Las tasa de nuevos contagios sigue siendo muy alta a nivel mundial (unos 2.600.000 personas al año según Onusida). El preservativo no parece ser la solución. Es más bien un obstáculo en el camino de la enfermedad, pero no la solución (vaya, lo que dice el Papa). Hace ya unos años que se ha apoyado desde la Iglesia la estrategia ABC, publicada a nivel científico por primera vez en la revista Lancet y también considerada por la ONU. Esta estrategia habla de tres niveles según su orden de aplicación:
1-abstinencia entre los jóvenes (Abstinence): retrasando la edad de inicio de relaciones sexuales.
2-fidelidad entre los adultos (Be faithfull): fomentando la pareja estable.
3-condón (Condom): cuando las anteriores no funcionan.
Para fortalecer los dos primeros puntos la Iglesia propone una educación que una la sexualidad con la expresión el amor, y fomentar el valor de la fidelidad en el amor humano. En resumen: humanizar la sexualidad como expresión de entrega al otro. Solo cuando los dos primeros niveles no se aplican, la opción del condón será un parche que minimizará el riesgo de contagio. La Iglesia no considera que se haga bien, pero el mal producido será menos intenso si se reduce el riesgo de contagio de una enfermedad que es mortal.
Hay algunos países, como Uganda o Filipinas, que tomaron este modelo como impulsor de sus estrategias para frenar el sida, con reducciones de contagios mucho más alentadores que en el común de los países con la estrategia "oficial".
La afirmación del Papa aquel día podrá ser muchas cosas, pero desde luego no es una tontería.

Respecto al segundo caso, os reproduzco la breve entrada "Crónica de un escándalo anunciado", del blog "La Iglesia en la Prensa" que deja este tema algo más claro:

El modo en que las palabras del Papa sobre preservativo y Sida/AIDS, en el libro “La Luz del Mundo”,  han sido presentadas por buena parte de la prensa manifiesta, desde mi punto de vista,  un problema preocupante: que el “sistema mediático” es incapaz de  recibir una afirmación matizada. Cuando digo “sistema”, me refiero a personas, pues el periodismo lo hacemos unas personas llamadas periodistas.
Puedo afirmar,  a través de varias conversaciones en estos años con gente implicada, que si “el Vaticano” -como se suele decir, así en general- no han abordado antes públicamente esta cuestión ha sido, precisamente, por la preocupación de que ocurriera lo que está ocurriendo: que se presentara como una “bendición” del preservativo por parte de la Iglesia.  Ahora Benedicto XVI ha asumido ese riesgo, usando una fórmula informal, la entrevista periodística.
El Papa ha dicho que el uso del preservativo en un acto ya de por sí inmoral (por ejemplo, prostitución), en algunas ocasiones puede ser un paso para la moralización, en el sentido de que puede servir para reconocer que no todo está permitido (veo que con mi acción puedo contagiar a otros de una enfermedad). Esa es la breve respuesta a una cuestión muy puntual, en la que no entra en otras consideraciones (como la eficacia o no del preservativo para evitar la transmisión de enfermedades, etc.). Y es que el Papa lo que propone no es eso: afirma que lo que hay que hacer –como única solución- es humanizar la sexualidad, luchar contra su banalización.
Mi glosa: entre matar con una pistola o con una bomba atómica, mi respuesta es no matar, pues se trata de un acto inmoral. Reconozco que es “preferible” matar con una pistola, pues produce menos víctimas. Eso no quiere decir que “apoye” el asesinato o el uso de las pistolas. Sostengo que lo que hay que hacer es no matar, sino al contrario, valorar la vida. (Ya sé que la comparación no es perfecta, pero a mi me ayuda para entender mejor de qué estamos hablando). Supongo que el tema seguirá de actualidad todavía por algún tiempo (lo que demuestra que esta obsesión con el preservativo da razón al diagnóstico del Papa sobre la banalización del sexo).

En el mismo libro "polémico" antes citado (Luz del Mundo, página 131), el Papa dice: 
"Por eso la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte de la lucha para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda desplegar su acción positiva en la totalidad de la condición humana".

Para profundizar:
Papa, preservativo y efecto Pavlov (La Iglesia en la prensa)
La estrategia ABC de prevención del sida (Jokin de Irala)
Crónica de un escándalo anunciado (La Iglesia en la prensa)

1 comentario:

  1. Querido Pelicano, personalmente agradezco mucho que te tomes el tiempo de analizar y profundizar en este tipo de temas, porque algunos podemos obtener aqui argumentos para defender (y a veces entender) una postura que hoy en día se considera totalmente arcaica y que en ocasiones yo mismo no comparto (aunque al leer esto me doy cuenta que es por desconocimiento).
    Animo y sigue siendo crítico.

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