Hace apenas unas semanas, el Museo Americano de Historia Natural colgó en la red este espectacular vídeo, una reconstrucción informática que muestra un "viaje" desde la superficie de la Tierra hasta los límites del Universo conocido.
Desde su publicación, casi dos millones de personas lo han visto ya en la web del museo, pero en España este excepcional trabajo sigue siendo prácticamente desconocido.
Lo que hace que este vídeo sea único y diferente es que todo lo que en él aparece está basado en datos reales. Es decir, se trata de una auténtica reconstrucción de todo lo que sabemos sobre el universo en que vivimos. Todo, desde las trayectorias de los satélites que orbitan la Tierra, hasta la posición de todas las estrellas y galaxias.
El viaje, que comienza en el Himalaya, nos lleva a través de casi un millón de galaxias y más de 120.000 quasares, finalizando en el límite mismo de lo que podemos observar con los más potentes instrumentos disponibles hoy, los ecos del Big Bang, a 13.700 millones de años luz de distancia.
Ponedlo a pantalla completa, subid el sonido, y sobrecogeos ante la magnitud del Universo.
La ciencia va descubriendo poco a poco la enormidad y maravillosa complejidad de lo existente, y llega hasta un punto. A partir de aquí tenemos solo dos opciones: o todo esto surge fruto de un azar, o existe una entidad creadora.
En lo relativo al azar, y utilizando un torpe simil: si tiramos un dado y nos sale seis ¿es fruto del azar o hay una entidad que hace que salga un seis? Un científico dirá, es fruto del azar. Pero si miramos algo más allá de la pregunta, entendemos que para que salga el 6 necesitamos que exista un dado. Y esto nos lleva a la pregunta ¿de dónde sale el dado? ¿surge espontáneamente o alguien lo ha hecho? Y así podemos continuar enlazando una pregunta tras otra, hasta donde la ciencia nos pueda llevar, pero al final estaremos siempre ante una última pregunta sin respuesta científica.
Y así, según ves nuestro Sistema Solar perderse poco a poco las preguntas van surgiendo: ¿para qué existe esta inmensidad? ¿es todo por nosotros? ¿es el origen de este Universo fruto del azar de una combinación de elementos? y si es así ¿qué hacían ahí esos elementos? ¿alguien los puso ahí o surgieron de la nada espontáneamente? ...
Siempre estamos ante nuestra última pregunta. Si pones todo tu empeño puede que avances y que mañana tu última pregunta haya cambiado. Si te causa desasosiego, puedes incluso fingir que no existe. Pero por mucho esfuerzo que emplees, por mucho tiempo que gastes y por mucho que intentes esconderla, no puedes escapar de tu última pregunta, que te acompañará siempre. Como un signo de interrogación que te indica que no tienes el control, que no tienes el conocimiento, que no sabes por qué ocurren las cosas y que mañana puedes haber muerto.
Solo te queda intentar encontrar un sentido a todo ello, el sentido que está detrás de la última pregunta.
Lo que hace que este vídeo sea único y diferente es que todo lo que en él aparece está basado en datos reales. Es decir, se trata de una auténtica reconstrucción de todo lo que sabemos sobre el universo en que vivimos. Todo, desde las trayectorias de los satélites que orbitan la Tierra, hasta la posición de todas las estrellas y galaxias.
El viaje, que comienza en el Himalaya, nos lleva a través de casi un millón de galaxias y más de 120.000 quasares, finalizando en el límite mismo de lo que podemos observar con los más potentes instrumentos disponibles hoy, los ecos del Big Bang, a 13.700 millones de años luz de distancia.
Ponedlo a pantalla completa, subid el sonido, y sobrecogeos ante la magnitud del Universo.
La ciencia va descubriendo poco a poco la enormidad y maravillosa complejidad de lo existente, y llega hasta un punto. A partir de aquí tenemos solo dos opciones: o todo esto surge fruto de un azar, o existe una entidad creadora.
En lo relativo al azar, y utilizando un torpe simil: si tiramos un dado y nos sale seis ¿es fruto del azar o hay una entidad que hace que salga un seis? Un científico dirá, es fruto del azar. Pero si miramos algo más allá de la pregunta, entendemos que para que salga el 6 necesitamos que exista un dado. Y esto nos lleva a la pregunta ¿de dónde sale el dado? ¿surge espontáneamente o alguien lo ha hecho? Y así podemos continuar enlazando una pregunta tras otra, hasta donde la ciencia nos pueda llevar, pero al final estaremos siempre ante una última pregunta sin respuesta científica.
Y así, según ves nuestro Sistema Solar perderse poco a poco las preguntas van surgiendo: ¿para qué existe esta inmensidad? ¿es todo por nosotros? ¿es el origen de este Universo fruto del azar de una combinación de elementos? y si es así ¿qué hacían ahí esos elementos? ¿alguien los puso ahí o surgieron de la nada espontáneamente? ...
Siempre estamos ante nuestra última pregunta. Si pones todo tu empeño puede que avances y que mañana tu última pregunta haya cambiado. Si te causa desasosiego, puedes incluso fingir que no existe. Pero por mucho esfuerzo que emplees, por mucho tiempo que gastes y por mucho que intentes esconderla, no puedes escapar de tu última pregunta, que te acompañará siempre. Como un signo de interrogación que te indica que no tienes el control, que no tienes el conocimiento, que no sabes por qué ocurren las cosas y que mañana puedes haber muerto.
Solo te queda intentar encontrar un sentido a todo ello, el sentido que está detrás de la última pregunta.
Lo cierto es que la última pregunta sí me causa algo de intranquilidad, pero esto casi siempre me ocurre cuando no me la planteo a la luz de la fe, de la fe que Dios, gratuitamente y por supuesto sin merecerla, me ha regalado. Esa pequeña fe es la que me hace levantarme cada mañana convencida de que todo tiene un sentido, una razón de ser, un por qué y una explicación que seguramente no nos será revelada en su totalidad hasta que veamos a Dios cara a cara en la vida que nos espera después de ésta. Supongo que será algo parecido a comprobar con satisfacción cómo las piezas de un rompecabezas sin aparente solución, de repente encajan perfectamente, y entonces lo comprendemos todo. Así es como, a veces, Dios ha querido arrojar luz a pequeñas facetas de mi vida, y entonces he podido encajar un par de piezas de ese rompecabezas gigante. Como, seguramente, pienso y confío que ocurrirá al final de mi vida, cuando ojalá pueda contemplar el rostro de Dios directamente.
ResponderEliminarInevitablemente pensar en la vida eterna escapa a la limitada razón humana, y me pierdo en pensamientos con un sentimiento parecido al que ocasiona pensar en un círculo vicioso que no sabes donde termina. Y eso también produce la sensación que provoca la última pregunta, la de no tener el control, ni el conocimiento. Pero es una desazón teñida de esperanza en que las piezas del rompecabezas encajarán, en que ahora albergo un misterio que debo custodiar hasta que me sea revelada su solución.
Y en todo caso, no puedo imaginarlo de otro modo…..
Impresionante. no tengo más palabras.
ResponderEliminar(Por cierto Elena, ves, yo no tengo mucho don de palabra pero escribo, para que Javi vea que su esfuerzo tiene la recompensa de que los demás lo vemos y nos gusta.un abrazo y anímate.)
Alejandra
Este video no solo me hace plantearme "la ultima pregunta", también me hace pensar que solo unas pocas imagenes son suficientes para darnos cuenta de lo pequeños e insignificantes que somos y del poco control que tenemos sobre lo que nos pueda pasar, aunque aun después de ver este video la mayoría de nosotros seguiremos pensando, quizás de forma inconsciente e incontrolable, que somos el centro del universo y que todo gira alrededor nuestro y seguramnete nuestro máximo objetivo siga siendo intentar controlar nuestro futuro...
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