viernes, 8 de julio de 2016

Que alguien les dé un premio, pero ya


Hay cosas en este mundo que claman al cielo por injustas. Y luego hay cosas que no tienen ni pies ni cabeza.
Lo que os quiero contar clama al cielo y además no tiene ni pies ni cabeza, con lo cual cumple los requisitos de lo extraordinariamente insólito. Me explico:
A lo largo de la historia ha habido personas que han construido mundos enteros en su imaginación. Han levantado universos en la mente de una riqueza y complejidad tal que podíamos perdernos en ellos como si viviéramos otra vida. Como si respirásemos aire real en una dimensión paralela, solo dentro de nuestra cabeza.
Ocurrió así con Lewis Carrol y aquel mundo de las maravillas visitado por Alicia. O con Michael Ende y su exuberante Fantasía de "La historia interminable", tan detalladamente descrito que casi lo podías oler y sentir.
Ocurrió también con C.S.Lewis en sus "Crónicas de Narnia" donde relacionaba este mundo y otro de una forma que al final no parecían estar tan desconectados.
De la misma forma J.R.R.Tolkien y su universo hipnótico de la Tierra Media ha habitado millones de mentes, creando incluso nuevos idiomas, mitologías, geografías y religiones. Todo un universo dentro de otro universo.
En el terreno cinematográfico existe la saga Star Wars, surgida de la mente de George Lucas, y que ha fascinado a tantas generaciones. Con sus criaturas multiformes y sus caballeros Jedi, una suerte de monjes interestelares que profesan una religión en torno a la Fuerza, en la que nos movemos, vivimos y existimos (...suena familiar).
Tantos y tantos ejemplos que han alimentado nuestra mente con paisajes de una riqueza, textura y olor casi reales.
Al final, todos estos autores han recibido el reconocimiento de la historia, con premios, galardones o con la admiración profunda de millones de personas.

Con esta prolífica herencia, me atrevo a asegurar que en la actualidad existe un alarde de imaginación de tal magnitud que ha logrado trascender los límites de la realidad, e incluso difuminarlos, pero sin el reconocimiento merecido. Y además, no son muchas las personas conscientes del mérito creativo que conlleva. Se trata del universo creado por la Ideología de Género.
Esta corriente ha creado una nueva cosmovisión del ser humano, un universo en el que brilla la afirmación del yo sobre todo límite, incluso sobre la realidad. Que huye de todo sufrimiento y busca toda expresión de placer. Donde te lleve esta huida/búsqueda, ahí está tu yo. Ha creado criaturas fantásticas que antes ni podíamos soñar. Y nadie se lo ha reconocido todavía.
Su esencia es evocadora: no somos lo que somos, sino lo que nuestros sentimientos nos dicten, y el límite es nuestra imaginación. Se trata de una dimensión nueva en la que tú y yo podemos participar, en la que tú y yo podemos crear.
Y la descripción se queda corta, porque lo realmente mágico es que podemos convertirnos en cualquier criatura de una nueva mitología. Si en la cultura griega tenían al unicornio, ahora tenemos al pansexual. Frente al centauro, las sirenas o los grifos ahora los bigenero, asexuales, poliamorosos,... Puedes leer aquí un diccionario sobre las nuevas categorías sexuales.

Por supuesto que siempre ha existido la homosexualidad entendida como atracción por el mismo sexo. Otro tema, en el que no entro aquí, es si se trata de algo normal, como ser rubio o moreno, delgado o gordo, o se trata de un desajuste respecto a la biología. Si uno nace o se hace homosexual.
Por supuesto que siempre ha existido la llamada disforia de género: personas que se han sentido prisioneros en un cuerpo que no es el suyo, cuya identidad sexual no correspondía con su identidad biológica. Otra cosa, en el que tampoco entro aquí, es ver cuales son las posibles causas de este desajuste (esta vez es unánime el desajuste) y cómo ponerle solución: tratar la parte biológica-objetiva mediante cirujía, o la parte psicológica-subjetiva. Aunque hoy pareciese clara la opción, no lo está tanto(1).
Estas dos realidades (homosexualidad, disforia de género) siempre han existido, y el Universo de Género se ancla a ellas, como un arpón a una ballena, para acceder a este mundo. Y una vez aquí, utilizando como catalizador la construcción mental de la propia identidad por encima de cualquier límite social-biológico, explosiona en sus múltiples expresiones. Y se mezcla entre nosotros.
De esta forma, dicha catedral de la imaginación poblada por entidades fabulosas, dicho edificio de paredes semitransparentes, levantado en apenas 50 años, ha traspasado el mundo de la fantasía, y ha aterrizado en la misma realidad.
Los grandes universos de fantasía permanecen en la mente, pero nunca habían traspasado la barrera inmaterial del mundo real. Sin embargo, el Universo del Género ha creado realidades en este lado, donde antes no las había. Y ha hundido sus raíces tan profundo que su ADN etéreo se ha mezclado en el tejido de la realidad, y muchos ya no dudan de su verdadera naturaleza real. Tan profundo que incluso dentro de las tradiciones científicas, que estudian las leyes de lo real, han surgido adeptos que apoyan y creen su epopeya mitológica como si obedeciese a leyes físicas y biológicas, creando "ciencia" sobre palillos en el aire. Y así vemos estudios psicológicos sobre realidades que no existen, universidades que investigan sobre lo fantástico, médicos que eliminan patologías bajo la dictadura de la discriminación y el sufrimiento de los inocentes.

Ciertamente, alguien debería darles un premio, pero ya. Su logro, sin parangón en la historia, merece un reconocimiento en el campo de la literatura fantástica, la creación artística o la arquitectura del pensamiento, donde la invención de la propia identidad pasa por encima de todo y sobrepasa todos los límites.

No obstante, reconozco que hay algún obstáculo para ello. A diferencia de los casos mencionados al inicio, no podemos poner un nombre al autor. Quizás podemos citar alguno, pero su contribución no iría más allá que la de ser una semilla o un simple combustible para la llama: Frederik Engels(2), Alfred Kinsey(3), John Money(4), diversos colectivos de gays-lesbianas-transexuales-bisexuales, ciertos organismos de la ONU, gobiernos visionarios, artistas varios,...
De la misma forma, tampoco podemos encuadrar este cosmos en una disciplina artística concreta, porque trasciende a todas ellas: existen multitud de creaciones literarias, ensayos "científicos", obras cinematográficas o de teatro, pinturas, esculturas, guiñoles y performances varias. Es apabullante, toda una explosión multicolor.

Ahora bien, si tuviéramos que elegir un género para este premio, curiosamente eso sí que estaría claro, aunque quede redundante: el género del Universo del Género es el género fantástico.

Por eso, cuando las entidades de este firmamento imaginario traspasan la frontera de la realidad y se mezclan con nosotros, hay ciertas consecuencias y peajes que han de pagarse. Tan profundamente se ha insertado en nuestros globos oculares que la visión de la realidad se ha llenado de confusión, dificultando la distinción de lo real y lo inventado. Y la confusión, aunque vestida de una euforia de la auto-afirmación, genera no poco sufrimiento.
Separar lo real y lo mitológico de una persona se está haciendo cada vez más difícil. Y esta miopía de la realidad se da de una forma especialmente dramática en los niños, ya que creyendo descubrirles una realidad que estaba velada, se les ofrecen unas "realidades" que constituyen un velo.
Se les hace creer que viven en un mundo donde pueden convertirse en seres de otro mundo, con poderes que sobrepasan la misma naturaleza, con cuerpos tuneados como auténticos ciborgs biológicos. Se les asegura que pueden decidir ser lo que quieran y sientan, cuando todavía están en proceso de entender por qué no pueden comer tantas chuches, por qué tienen que estudiar o esforzarse, cómo deben mostrarse a los demás, o la diferencia entre el bien y el mal. Es como hacer creer a un niño que puede volar y ponerle frente a una ventana abierta.

No todo podían ser cosas buenas en este Universo lleno de fulgurantes constelaciones, brillantes galaxias y habitantes de fantasía.
Muchas personas, conscientes hoy de estas consecuencias en nuestra comprensión del ser humano, rechazan el Universo del Género y sus teorías.
Yo solo puedo decir una cosa: que alguien les dé un premio, pero ya. Sin duda lo merecen... Pero por Dios, que nadie diga que hablan de la realidad.

Referencias:
[1]: La Universidad Johns Hopkins, pionera en las operaciones de cambio de sexo (hoy llamadas reasignación de género), se replantea la solución y deja de practicar dichas operaciones tras realizar profunda investigación. Puedes leer el interesantísimo artículo que Paul R. McHugh, Catedrático de Servicios Distinguidos en Psiquiatría en dicha la Universidad, escribe en FirstThings.com aquí (en su versión original) o aquí (en su traducción al español).

[2]: Frederik Engels, en su obra "El Origen de la Familia, Propiedad y Estado" (1884), señala que el primer antagonismo de clases de la historia se da entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo.

[3]: El Dr. Alfred Kinsey, biólogo y sexólogo, fue uno de los pioneros de la investigación sexual humana en Estados Unidos. A través de sus tratados sobre el comportamiento sexual del hombre y la mujer se ha ganado un buen nombre en la historia, y su legado tiende erróneamente a reducirse a sus contribuciones para relajar la visión social sobre la homosexualidad y los comportamientos sexuales. Pero pocos leen la obra completa de Kinsey y reparan en ciertos conceptos muy peligrosos como la justificación de la pedofilia y el incesto, ni en los aberrantes métodos para la obtención de sus datos.

[4]: Leer La realidad estremecedora del caso de John Money