viernes, 28 de octubre de 2016

Halloween, ¿cuál es el problema?

Cuando se aproximan estas fechas me encuentro cada año con una mayor presencia Halloween entre nosotros. Mire donde mire habrá una calabaza en un escaparate, una telaraña en una ventana o un murciélago colgando del techo.
De igual forma me encuentro cada final de octubre con un rechazo mayor, a veces incluso visceral.
A la hora de dar razones en contra de Halloween, esa tradición festiva y oscura al tiempo, han surgido a lo largo de los años varias teorías y argumentos. Algunos apoyados en razonamientos rigurosos, otros llenos de tópicos e inexactitudes, y otros que son un directamente un delirio desproporcionado.
Lo cierto es que se trata de una noche en la que se han unido ingredientes de tan variada procedencia y naturaleza que vivir hoy Halloween es una experiencia tan extraña como comerse una pizza de gominolas y gusanos.
Explicar la realidad de Halloween se me antoja tan complicado como explicar la teoría de cuerdas.
Y aún consciente de esta dificultad, cada año por estas fechas he ido construyendo en espiral una visión que creo ha llegado el momento de compartir, sabiendo no obstante que decepcionaré a casi todos como es mi sana costumbre.
Supongo que a veces, analizar las cosas de forma aséptica no es lo mejor, pero me gusta tanto que a veces pienso que soy un cirujano frustrado... así que diseccionaré los aspectos claves de esta celebración/fiesta con el rigor máximo que mi tiempo me ha permitido, recorriendo posturas y tópicos que han surgido a su alrededor. Intentando arrojar algo de luz y así vislumbrar si existe algún problema real con esta tradición, y cual podría ser este.
Tres serán las áreas fundamentales: el origen de Halloween, cómo se vive hoy, y las objeciones/peligros que conlleva.

Origen en el "Samhain" celta
Como cuando miramos los ingredientes de un alimento envasado y leemos "puede contener trazas de huevo", lo mismo podemos aplicar a esta cuestión: no es cierto que el origen de lo que hoy conocemos por Halloween tenga origen exclusivamente pagano, pero sí que podría haber "trazas" de paganismo en ello.
Existe una opinión generalizada de que la fiesta celta Samhain es el origen de Haloween.
Es posible que algo tenga que ver, pero lo cierto es que sobre la religión de los druidas no se sabe mucho, pues no hay escritos sobre ella. Todo se transmitía de generación en generación.
Lo que sí se sabe es que las festividades del Samhain se celebraban muy posiblemente entre el 5 de noviembre y el 7 de noviembre (a la mitad del equinoccio de otoño y el solsticio de invierno) con una serie de festividades que duraban una semana, finalizando con la fiesta de «los espíritus» e iniciando con ello el año nuevo celta. En esta fiesta de los espíritus celebraban lo que para los cristianos sería el «cielo y la tierra» (conceptos que llegaron solo con el cristianismo).
La coincidencia aproximada de las fechas y de la temática ha hecho pensar que pueda tener que ver con el origen, aunque esta conexión no es del todo segura, y se ha ido rellenando con detalles irreales y con mucha imaginación.

Origen de la fiesta de Todos los Santos
Es habitual también encontrarse con el argumento siguiente, que viene enlazado del anterior:
Como existía una fiesta pagana el 31 de octubre anterior al siglo IX, la Iglesia trasladó su festividad de todos los santos al 1 de Noviembre para cristianizar y arrojar esperanza cristiana ella.
Esta costumbre de cristianizar e iluminar ciertas fiestas paganas se ha dado en otros puntos de la historia, y no tendría nada de particular, salvo por el hecho de que no parece ser cierta en el caso de Halloween:
La fiesta de Todos los Santos se celebraba el 13 de mayo en la Iglesia Latina. En este caso sí se la hizo coincidir con una fiesta pagana (el final del festival de las Lemuria), que en el calendario juliano eran los días 9, 11 y 13 de mayo.
En una fecha indeterminada, Gregorio III (731-741) trasladó la fecha de mayo al primero de noviembre con ocasión de la dedicación de la capilla de San Pedro para las reliquias «de los Santos Apóstoles y todos los santos, mártires y confesores, y de todos los justos». Pero era una fiesta sólo local, de la diócesis de Roma. Cien años después, Ado de Viena (875) relata en sus crónicas la consulta de Gregorio IV (827-844) a Ludovico Pío acerca de la conveniencia de extender la fiesta del 1 de noviembre a todo el Imperio Franco. Ninguno de los dos Gregorios parecía pensar ni en el Samhain, ni en los druidas, ni en las calabazas. Se quería reconocer y dar el culto debido a «Todos los Santos», incluso los que no tenían fiesta propia.
La fiesta de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, no se estableció el 2 de noviembre hasta el año mil, aproximadamente, por san Odilón, en el monasterio de Clunny. Evidentemente, tampoco pensaba en los celtas.

Origen cristiano
Si excavamos un poco más, lo cierto es que sí encontramos rastros fiables cristianos (y en concreto católicos) en el origen de Halloween.
Para empezar, la palabra Halloween tiene en sí un origen cristiano: "Hallow-e’en" es el término en inglés antiguo para la víspera de Todos los Santos; "e’en" es la abreviatura de eve o víspera, Hallow proviene de Holly, es decir Santo. Por tanto, la evolución lingüistica del término sería algo como:
"All Hallows Eve" - "Hallow-e’en" - "Halloween".
El par de grandes fiestas "Santos-Difuntos" pareció complementarse con la víspera, como todas las fiestas cristianas.
A lo largo de los siglos, en cada región, se celebraba esta víspera de todos los santos, incluyéndose costumbres propias.
Es posible que la conexión de Halloween con el recuerdo de los muertos y su ambiente inquietante fuese una influencia en ciertas regiones de la antigua fiesta de "Samhain". O puede que simplemente fuese una forma popular de contrarestar/complementar la fiesta oficial que se vivía al día siguiente (algo similar al carnaval previo a Semana Santa).


¿Y las calabazas con la cara cortada y una vela dentro? La leyenda de “Jack O’Lantern” (Jack y el farol) es una fábula irlandesa que intenta enseñar a los niños el peligro de engañar a Dios y al diablo. Jack es un muchacho listo pero perezoso, que nunca hace lo que promete y que muere después de engañar al diablo tres veces. Cuando se presenta frente a San Pedro y luego frente al diablo, ninguno le deja entrar, y al final el diablo le condena a errar por el mundo con un farol con una brasa dentro como única forma de iluminación. Parece que en su paso por Estados Unidos se añadió la calabaza.
Así mismo, para la tradición de pedir golosinas he encontrado dos teorías:
- la primera, cristiana: los niños iban de casa en casa pidiendo perdón por las pequeñas fechorías del año, y como muestra de reconciliación, los vecinos les regalaban un dulce.
- la segunda, fruto del conflicto católico-protestante: durante la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500-1700) contra los católicos, estos no tenían derechos legales. Un incidente, producto de esta persecución fue un fallido atentado contra el rey protestante Jaime I. Esto generó una fiesta que muy pronto se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, en la que muchas bandas de protestantes, ocultos con máscaras, celebraban esta fecha visitando a los católicos de la localidad y exigiéndoles cerveza y pasteles para su celebración, diciéndoles: "Trick or Treat". Más tarde, esta tradición ("Día de Guy Fawkes") llegó a las colonias con los primeros colonos que llegaron a América y se trasladaría al 31 de octubre para unirla con la fiesta del Halloween.

Halloween es una fiesta satánica
Esta afirmación es cierta, aunque por asimilación. Muy posiblemente, producto de su identificación con la fiesta de los druidas, en la cual supuestamente se "invocaba" a los muertos y los mismos sacerdotes servían de médium, esta celebración del 31 de Octubre se ha ido identificando con diversos grupos "neo paganos" y peor aun, con celebraciones satánicas y ocultistas.
Pero la asociación no es de origen sino circunstancial, ya que las formaciones y sectas satánicas organizadas aparecen en el mismo siglo XX, y cualquier precedente de satanismo no organizado en la historia es muy posterior a los orígenes de Halloween (tanto los supuestos celtas, como los católicos).

No obstante, y aunque esa asociación sea circunstancial, el llamado hoy en día "festival de la muerte" es reconocido por todos los satánicos, ocultistas y adoradores del diablo como víspera del año nuevo para la brujería. Anton LaVey, autor de la "La Biblia Satánica" y sumo sacerdote de la Iglesia de Satanás, dice que hay tres días importantes para los satánicos: su cumpleaños, el 30 de Abril y el más importante: Halloween. 
La noche de Halloween se ha ligado por tanto de tal manera al ocultismo que es un hecho comprobado que la noche del 31 de Octubre en muchos países se realizan misas negras, cultos espiritistas, y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo.

Algunos de estos elementos se han mezclado también en la celebración actual y mundana de Halloween, añadiendo un halo de oscuridad y una estética emparentada con el ocultismo. Se ha creado así en ciertos ambientes un clima de celebración de la muerte, con expresiones ciertamente satánicas.
Aún así, siendo justos, decir que se rechaza Halloween porque es una fiesta satánica es como decir que rechazamos la Navidad porque es consumista. Aunque en la Navidad actual reine el consumismo y haya grupos satánicos que adopten Halloween como su noche, la Navidad es la celebración del nacimiento de Cristo y Halloween era la vispera de Todos los Santos.

Halloween hoy. ¿Cómo lo entiende la mayoría?
Por mucho que buceemos en la historia de esta tradición, basta con una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta de que hoy Halloween no conserva nada de su origen cristiano. El nombre así como alguna de sus tradiciones han quedado desconectadas y nadie sabe ya de su origen real.
Lo que hoy toda la sociedad occidental entiende por Halloween es una fiesta de disfraces que toma la calle con disfraces de temática terrorífica, donde los niños consiguen caramelos, todo se ilumina con calabazas y se da cierto permiso a la transgresión.

©Nearsoft (Flickr)
Para los niños, Halloween tiene tres ingredientes muy atractivos: disfraces, caramelos e historias de miedo. El hecho de que sea una tradición en la que habitan personajes e historias de terror no sería en principio más problemático que cualquier hoguera de campamento dedicada a cuentos de fantasmas.

Sin embargo, no deja de ser cierto que cuando Halloween deja de celebrarse en ambiente familiar e infantil, entra en terrenos más oscuros, creándose a veces conexiones con lo esotérico, el ocultismo, e incluso el espiritismo.

Por otra parte, no hay que olvidar otro de los ingredientes del Halloween de hoy: su envoltura en un ambiente consumista, alimentado por la potente industria cinematográfica y televisiva con la que hemos sido bombardeados durante los últimos 60 años, así como por los comercios y grandes almacenes que intentan explotarlo creando un ambiente festivo.

Pero entonces ¿existe algún peligro? ¿cuál es el problema?
Como hemos visto y observamos fácilmente, hoy en día tenemos una fiesta eminentemente consumista, llena de disfraces terroríficos, con caramelos y calabazas. Ya no hay ninguna conexión con sus raíces cristianas como víspera de Todos los Santos, y menos con ancestrales fiestas druidas.
Debido a su temática, ha ido adquiriendo ciertos tintes esotéricos y muchas sectas la han adoptado como su noche más importante.
¿Cuál es entonces el problema?
Podemos mencionar tres cosas negativas sin temor a equivocarnos:
- El nucleo del Halloween actual no ofrece nada positivo. Sin ser un argumento determinante, sí es una objeción de cierto peso. Por un lado se trata de una fiesta en la que reina el consumismo, como en tantas otras, y esto no es especialmente bueno para el ser humano. Es cierto que también tenemos otras expresiones festivas neutras en cuanto a sus enseñanzas y consumistas en cuanto a su explotación comercial. Sin embargo, en la noche de Halloween se da una característica especial que la sitúa un paso más allá, ya que existe una especie de permiso a la transgresión que genera comportamientos que serían negativos en cualquier otro momento del año. Es común en este contexto halloweeniano que niños reprendan e incluso arrojen huevos a las fachadas de las casas que no abren la puerta, y nadie objeta nada. Excepto el inquilino, claro. El anonimato que dan las mascaras y las ganas de dar miedo dan lugar en ocasiones a comportamientos groseros, provocativos y desninhibidos a pie de calle.
Ni siquiera en las celebraciones más puramente familiares e infantiles encontramos una enseñanza positiva en el Halloween actual.

- La celebración mundana nos puede deslizar a la esotérica., Aunque esto no se da en la mayoría de las expresiones festivas de Halloween, se trata de un peligro real cada vez más frecuente. Sobre todo en ambientes adolescentes, en los que no es raro que se acabe haciendo, por ejemplo, una sesión de espiritismo para dotar de más emoción a la cosa, sin ser conscientes del peligro que ello conlleva.

- Está fagocitando la importantísima fiesta de Todos los Santos. Este es el mayor de los problemas para los católicos. Aunque en la génesis de Halloween pueda estar la víspera de Todos los Santos (All hollows even), hoy día es una tradición que no conserva nada de ello, celebrando más lo oscuro, lo terrorífico, la muerte. Esta oscuridad eclipsa la verdadera luz de la fiesta del 1 de Noviembre.
Se hace necesario preservar la esencia del día de Todos los Santos, que nos pone en perspectiva de nuestro verdadero destino: el cielo. Y para ello hay que empezar a celebrarla ya en su víspera, poniendo más peso en la celebración del cielo que en la del miedo...

Aprovechando una circunstancia singular
No obstante, la disposición de Halloween produce una peculiar circunstancia en nuestro calendario, como una curiosa alineación de astros en la galaxia: quedan unidas en tres días consecutivos las tres realidades que esperan al hombre tras la muerte:
Halloween (infierno) - Todos los Santos (cielo) - Fieles difuntos (purgatorio)
Y se trata por tanto de una fantástica oportunidad refrescar estas realidades tantas veces olvidadas, y para hablar pausadamente con nuestros hijos sobre ello.
Podremos así llenar de signos cada una de estos días de forma que tomen fuerza en nuestra mente estas realidades existentes tras el telón del mundo físico. Sin olvidar que al ser diferentes deben ser vividas de una forma también específica:
  • Halloween - Infierno: es una realidad última que no se celebra, pero que es bueno tener muy presente.
  • Todos los Santos - Cielo: es una realidad que se celebra con alegría, sabiendo que es el lugar que Dios quiere para nosotros
  • Fieles difuntos - Purgatorio: es una realidad que se celebra con esperanza, rezando por aquellos que están aún en proceso de entrar en el cielo.
Además de esta oportunidad escatológica, y de los signos que a nivel familiar queramos vivir estos días, existen estupendas alternativas para dar vivir la noche del 31 de octubre de una forma diferente. La mejor de todas ellas es la cada vez más popular "Holywins" (lo santo vence), promovida en muchas parroquias ya, y en la que el disfraz, los dulces y el juego también están presentes, pero poniendo el peso en la alegría del cielo y la luz de los Santos.